La lógica del discurso de los defensores de ciertas energías "limpias" parte del principio de que las necesitamos para poder mantener el presente modelo de producción, comercialización y consumo. Es evidente que este modelo es social y ambientalmente injusto, o sea, es un modelo fallido. Al apostar a este tipo de energía, erróneamente llamada ‘limpia’, sin cuestionar el actual modelo,
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