El actual sistema electoral cubano es expresión del proceso de democratización de la sociedad iniciado para la revolución de 1959. Sus principios emanan de los principios humanistas y solidarios de la ideología revolucionaria cubana, que superó el liberalismo burgués dependiente que predominaba antes en Cuba. Su desarrollo y profundización debe significar el fortalecimiento y ampliación de la participación democrática de la ciudadanía, con espacio para todos sin discriminación y seguir siendo un valladar contra el oportunismo, la politiquería, la demagogia y el divisionismo.
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